Gracias cariño, porque tu sabes bien que mi vida pasa por una sola semana al año, pero la semana pasada en la ciudad del maestro Gaudí me diste la gracia de sentir un soplo de mi vida fuera de esa semana.
Viví por tí ese día, porque a todos los sevillistas tú y solo tú nos hiziste vivir en la alegría y la emoción apretándose la mano cuando marcaste duende el 2-0 y vimos con lágrimas en los ojos como la Copa se iba para Sevilla, para tú casa cariño, para nuestra casa.
Y rendido de gozo al ver tu GRANDEZA no pude evitar la tentación de seguirte en Sevilla hasta que el cuerpo aguantó. Te miré a los ojos y te dije en forma de canto:...y es por eso que hoy vengo a verte, sevillista seré hasta la muerte...Tú me das amor eterno y yo también te lo prometí, porque yo muerto por tí al igual que los 35.000 pretendientes que cantaban por obtener un soplo de tu amor eterno.
Que belleza la tuya a pesar de tus años, ningun rostro te maquilla mejor guapa sevillana que el de tu gente, tus amigos sevillistas que tanto pregonan tu suerte, y tu belleza...ains tu belleza, siempre odio y envidia por donde pasas, a otras niñas también guapas pero que no aspiran a la belleza verdadera de tu rostro bajo el Sol de tu casa, tu estadio y tu gente.
Por último, pido para tí RESPETO, porque la niña guapa que jugaba la final eras TÚ, la que había conseguido los títulos en los últimos tiempos eras TÚ y por lo tanto la grandeza la tenias TÚ, no como otros lo querian hacer ver, envidiosos de tí.
No me atrevo a darte la gracias por abuela, porque cada vez eres más joven, y creces en nuestros corazones como una flor en primavera.
GRACIAS SEVILLA.
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